Orgullo y prejuicio, de Jane Austen. Reseña



Antes de empezar la reseña, voy a dar un consejo para autores desmotivados. Cada vez que estés de sequía creativa, piensa en las condiciones que tuvieron que afrontar escritores como la propia Jane Austen para darte cuenta de la ventaja que supone usar ordenadores o móviles a la hora de escribir, de la posibilidad de autopublicar tus libros y que te lean en todo el planeta, o que no te miren mal por dedicarte a una tarea principalmente masculina en otros siglos. Por si no se nota, admiro mucho a mi querida Jane, y creo que yo habría tenido una vida parecida a la suya de haber nacido en su época.

El tema principal en todos sus libros es el gran problema del matrimonio, es decir, cómo logra ubicarse en la vida una mujer soltera de la época, ya que casarse era algo de lo que dependía el futuro económico de todas las chicas casaderas. Y si alguna no se casaba, dependía de la caridad de sus hermanos. La propia Jane sabía bien de lo que hablaba, y a pesar de tener pretendientes y aceptar incluso a uno (para arrepentirse pronto), jamás se casó. Nos expone con una mezcla de humor y dramatismo la situación delicada de toda mujer que tiene que poner en la balanza otras cosas aparte del amor, y sus protagonistas son atípicas en ese sentido, como lo fue ella. En cuanto a ellos, parecen la personificación de hombres que habría deseado que existieran, llenos de cordura y buenos sentimientos, al menos los personajes principales, porque hay muchos otros a los que satiriza sin piedad y con razón. Todos los que intentan una relación de pura conveniencia o se comportan de forma deshonesta son despellejados sin piedad, y algunos que parecen malvados, se convierten en buenos por medio del amor.

Ojo, no estamos ante unos libros ligeros y tontorrones, o novelitas rosas en las que todo sale rodado. Son historias que por encima de todo retratan la sociedad de la época con una fidelidad extrema y que te transportan al pasado con naturalidad desde la primera página. Puede parecer una obviedad esto que digo, ya que SON de otra época, pero hay libros antiguos en los que cuesta mucho esfuerzo meterse en situación, y en los libros de Austen no es así. En su momento no paré hasta leerlos todos, y hasta tenía mi ranking de más y menos preferidos. Hoy en día no recuerdo cómo iba la lista, porque ya están en mi memoria al mismo nivel Emma, Persuasión, Sentido y sensibilidad (mal traducido por cierto, ya que se trata de sensatez frente a emociones), Mansfield Park, etc. Pero lo que no ha cambiado es que mi preferido es y será siempre Orgullo y prejuicio.

Y ahora sí, jaja, ahora voy con la reseña de este libro maravilloso. Elizabeth Bennet tiene varias hermanas, y la madre solo sueña con casarlas a todas. El padre es entrañable y prefiere que las hijas sean felices ante todo, una idea bastante revolucionaria para la época. La relación con Lizzy, como la llaman en su familia, es especial. Ella es su preferida, la que tiene la cabeza más en su sitio y la que no se va a conformar con ningún caballero que se crea por encima de ella simplemente por tener dinero. Cuando llega al vecindario una pareja de amigos de buena posición, la madre suspirará porque Lizzy y su hermana, las mayores de sus hijas, los pesquen. Pero llegan los malentendidos y, como dice el título, el orgullo y el prejuicio se interpondrán en el camino del final feliz.

Estoy convencida de que Austen habría escrito buenos libros de suspense, porque en algunas tramas consigue unos giros que te dejan sin palabras. En este caso, los encuentros y desencuentros de Lizzy con el señor Darcy dan juego para pasar de un extremo al otro en su relación y que nada chirríe por el camino. Es muy divertida la crítica social que hay siempre de fondo, y nuestra protagonista tampoco se salva, pues una cosa es que no te dejes pisotear por un ricachón y otra, que lo margines por ser rico, jajaja.



Hay varias versiones cinematográficas, pero me quedo con la serie protagonizada por Colin Firth, que hacía un papel parecido en Bridget Jones. Qué pena que ya no existan caballeros así, ains. En cuanto a Lizzy, no pertenece a su época. La forma en que mantiene su terreno es admirable y desde luego marca un antes y un después entre las típicas damiselas en apuros. La mayoría de veces en que un libro se convierte en una obra maestra es porque supone un avance en la historia de la literatura, introduciendo una novedad, ya sea de estilo, lenguaje, trama, etc, y ese es uno de los méritos de Austen, aunque no el único. Quizá exista cierta marginación hacia mujeres que escribían acerca de hazañas caseras frente a las historias épicas de hombres dedicados a cosas “serias”, pero opino que todo queda al mismo nivel y que cada cual tiene su lucha particular, igual de importante que los grandes acontecimientos de la humanidad. En resumen, fue una gran autora y no merece caer en el olvido, aunque en lengua inglesa tiene legiones de seguidores, que organizan incluso campamentos, escenificaciones de sus libros y cosas así. Si quieres leer historias con asuntos que no pasan de moda, a pesar de que sus personajes se vistan de otra manera, sus obras no te decepcionarán.

El cuento número trece, de Diane Setterfield. Reseña.



Este libro es bueno y malo a la vez, y no sé si tiene mérito la cosa... Vamos por partes. La historia pretende ser gótica, al estilo de un libro del siglo XIX, pero escrito por una autora actual. Y la verdad es que la atmósfera está lograda, tiene el encanto de la ambientación en una mansión antigua y el tema va de libros, así que ya por eso engancha al lector empedernido. Y hay un secreto de fondo que sobrevuela y que mantiene más o menos la intriga. El problema, y aquí voy a hacer un poco de spoiler, es que la solución al enigma viene de la mano de un elemento que sale de la nada, sin una pista previa. Es cierto que si sacas un conejo de una chistera puede ser una solución entre otras muchas, pero yo tenía entendido que una de las peores cosas que puedes hacer al escribir es recurrir a inventarte algo a última hora que lo justifique todo. Y eso es lo que ocurre en este libro, que suena un poco a tomadura de pelo por ese detalle.

Si dejamos a un lado la resolución final de la trama, podemos leer el libro sin tomarlo como una historia de misterio, y de esa manera disfrutarlo sin más. Pero este libro se ha llegado a comparar nada menos que con la obra maestra de Charlotte Brönte, Jane Eyre, precisamente porque hay un secreto que sale a la luz avanzado el libro. Pues no, no veo el paralelismo, porque en Jane Eyre no salen las cosas de la nada sino que hay pistas, incluso falsas pistas, integradas en la narración de una manera muy coherente y lograda, así que me parece casi un sacrilegio comparar ambos libros por un detalle pillado con alfileres. La gran diferencia entre ambos libros es que El cuento número trece es una obra correcta pero que olvidas al otro día de haberla leído, y sin embargo Jane Eyre te cautiva y ya no abandona un hueco en tu recuerdo nunca.

Esta fue la primera obra de la autora y ha publicado muy pocos libros desde entonces. No sé cómo serán los otros, no me quedaron muchas ganas de seguir a esta escritora después del final decepcionante de este Cuento número trece. Pero de todos modos me parece que está bien para pasar el rato; eso sí, te recomiendo que no le des prioridad si tienes otros libros en la lista de espera.

Los pilares de la Tierra, de Ken Follet. Reseña.



Los libros largos se pueden clasificar en dos clases: los que piensas “a ver cuando se acaba” y los que dices “qué pena que se va a terminar”. Este pertenece al segundo grupo. Si quieres saber cómo se escribe un libro que engancha de principio a fin, lee con mucha atención este libro, mientras disfrutas de él o cuando lo releas. Desde que arranca te atrapa en su mundo medieval, fielmente retratado, con unos personajes que quizá pecan de un poco arquetípicos, con malos muy malos y buenos que lo son todo lo que permiten las circunstancias.

La construcción de una catedral es un tema fascinante que te gustará sobre todo si te dedicas al arte, la arquitectura, etc., pero el hecho de plantear un reto complicado para la época es ya un tema interesante de por sí, y es el eje que vertebra toda la novela. Ken Follet se documentó a conciencia antes de escribirlo y se nota. No era una época fácil, por muy idealizada que esté a veces, y hacer algo más que subsistir era simplemente una locura, pero una locura maravillosa que merecía la pena, como bien demuestran todas las catedrales antiguas que permanecen en pie desafiando el paso de los siglos.


El libro forma parte de una trilogía que continúa con Un mundo sin fin y Una columna de fuego, pero le cogí tanto cariño a los personajes del primero que aún no he leído lo que ocurre con los descendientes xD

Es complicado hacer una reseña cuando lo único que te sale escribir es “tienes que leerlo porque está genial”, así que poco más voy a añadir. Como curiosidad, existe un videojuego basado en la obra, aparte de una adaptación en forma de serie que no me terminó de convencer. Más que un juego es una especie de novela gráfica en forma de vídeo, y te lo recomiendo también. 


Las solteronas, de Claude Mancey. Reseña



Este libro tardé en leerlo porque creía que sería un deprimente retrato de la figura de la mujer soltera a principios del siglo XX, incluso una crítica hacia la misma. El autor es un hombre, y por eso me sorprendió el enfoque de la novela. No se trata para nada de atacar a las solteras, sino de todo lo contrario. Es un libro muy divertido, aunque de fondo tengamos el drama social que suponía no “pillar marido”. La protagonista, Magdalena, es una muchacha adelantada a su tiempo, más interesada en leer libros todo el día sin parar que en preocuparse por su soltería, de la que disfruta a pesar de la vara que le da su abuela a todas horas para que busque marido de una buena vez. La abuela produce una mezcla de irritación y ternura, pues ella no conoce otro modelo social que el de casarse pronto y bien, y quiere lo mejor para su nieta, dando por sentado que es lo mismo que quiere ella, claro.

El giro en la trama es un poco previsible, y quizá te puedas sentir identificada con esa actitud de “no tengo tiempo para el amor” y de golpe te obsesionas con el tema xD Las amigas de la protagonista están muy bien retratadas, y el segundo giro en la trama sí que se ve venir dadas las circunstancias, pero no por ello decae el interés de este libro, que se desarrolla en un entorno reducido sin grandes acontecimientos.

Me parece una obra curiosa y muy recomendable. Como muestra del avance que supone para la época, aquí dejo algunos fragmentos:
Su autoritarismo da miedo a mi independencia. Si me decido a tomar un marido, no quiero darme un dueño.
La mirada del señor Desmaroy se cruza con la mía. Nuestras dos voluntades cruzan el hierro. Evidentemente mi antipatía se precisa. Desmaroy sostiene sus ideas y yo las mías, nos miramos otra vez, no como amigos sino como luchadores. Leo en sus ojos “esta muchacha es demasiado absoluta, qué cabeza, yo la meteré en cintura. Una mujer está hecha para obedecer”. Bajo los ojos y mis párpados ocultan una respuesta acerba e irritada: “no, no me meterá usted en cintura porque jamás seré su mujer.”

Tiene momentos cómicos notables, como cuando se pone de relieve que no hay peor machista que una mujer machista.
-Esa independencia de carácter -continuó la Fontane-, no sólo es un motivo de celibato del lado femenino, sino que asusta también a no pocos jóvenes. ¿Qué vamos a hacer, piensan, de una mujer autoritaria y déspota?
-Ahogarla -exclamó Francisca.

O en este otro momento de guiño metaliterario:
-En las novelas, Francisca, pero en la vida...
-En la vida pasa como en las novelas. Créeme, Magdalena, he leído bastante para conocer la materia.

Una cosa curiosa de este libro, y de otros que ya comentaré, es cómo hay temas que parecen no cambiar a lo largo de los siglos en cuanto al amor. En este fragmento por ejemplo, se critica el egoísmo masculino:
-El espíritu caballeresco, Magdalena, está muy enfermo -respondió la de Ribert-. En ninguna de estas cartas se encuentra la más pequeña huella de él.
Cogí las cartas esparcidas en la mesa y las recorrí con los ojos durante unos segundos.
-En suma -dije a modo de conclusión-, es el “yo”, siempre el “yo” lo que domina... Ninguna otra razón... ¿Piensan así todos los hombres, señora?
-Todos no, Magdalena, pero sí muchos. Note usted, hija mía, cómo se desprende de todas esas cartas el cuidado del bienestar personal... ¡Pobres mujeres!

En resumen, una obra no muy conocida que merece la pena redescubrir.

¿Pero hubo alguna vez once mil vírgenes?, de Enrique Jardiel Poncela. Reseña



No estaba el horno para bollos en cuanto al humor se refiere en la época que le tocó vivir a Poncela. Una guerra civil y su postguerra no son precisamente divertidas, aunque por ello mismo el humor era más necesario que nunca. Y hablo de humor porque Poncela, más allá de sus grandes dotes literarias, era un gran humorista. Quizá por eso no tiene el reconocimiento de otros autores más serios, como si hacer reír fuera un género menor o algo sencillo, que no lo es en absoluto. Me parece un hombre fuera de época, que de haber nacido más adelante estaría hoy en día escribiendo monólogos y guiones de series de humor que batirían récords de audiencia.

Ya desde que empiezas a leer sus prólogos comienzas como mínimo a sonreír, porque nos cuenta las vicisitudes detrás de la obra, cómo tenía que escribir por narices una obra teatral por compromiso con el empresario del teatro o lidiar con el ego de algunos actores, etc. Si eres escritor o aspiras a serlo, es muy interesante cuando comenta su forma de escribir, haciendo una especie de esquemas y fichas de cada personaje. Y es que aunque tu género sea el humor, eso no significa que seas menos disciplinado o profesional a la hora de escribir.

Escribió ensayos, novelas, teatros, guiones de cine, etc. Impresiona la cantidad de obras que produjo:



Su humor era irónico y medio surrealista, no siempre comprendido por público y crítica, y murió arruinado con tan solo 50 años, haciendo tristemente realidad una frase suya: el artista testarudo que se empeña en hacer arte impopular logra su propósito de morirse de hambre. Fue valiente al escribir lo que le apetecía, y lo que se le daba mejor, claro. A ratos puede parecer un misógino, porque ridiculiza a ciertas mujeres, pero luego te das cuenta de que repartía caña a todos los personajes por igual, y muchas protagonistas femeninas son mujeres adelantadas a su tiempo: libres, activas, sin rodeos en el terreno sexual y con las ideas claras.

He escogido esta obra en concreto porque es de mis preferidas, junto con Amor se escribe sin hache y Espérame en Siberia vida mía. Pero hay muchas otras de gran calidad y bastante conocidas. Algunas fueron llevadas al cine también. Quizá te suenen estas: Cuatro corazones con freno y marcha atrás, Eloísa está debajo de un almendro, Los ladrones somos gente honrada.


Pero voy ya con la reseña. El título hace referencia a la leyenda medieval de santa Úrsula, que se supone peregrinó con once mil vírgenes a Roma. Pero el libro no va de eso, sino de ridiculizar la figura del típico donjuán, y lo hace con una gracia infinita, con una frase genial seguida de otra, y de otra, sin parar. Estamos ante una de las sátiras más divertidas sobre la conquista amorosa que jamás se escribió. El protagonista es un donjuán que está de vuelta de todo en cuanto a mujeres se refiere. Tiene un archivo clasificado con sus más de 36.000 conquistas. Está ya muy aburrido del asunto y no cree un pimiento en el amor.

Hasta ahí el libro es muy divertido, pero entonces entra en escena una mujer, que parece una versión femenina del donjuán, y que de hecho tiene en su historial más de 37.000 hombres conquistados, y el protagonista se queda descolocado por completo. Es el antiguo mito de don Juan y la inocente Inés, pero esta vez ella tiene poco de inocente. El libro por tanto es cada vez más divertido y más loco, como el loco amor al que no se sabe si ridiculiza o enaltece o todo junto.

Un libro de diez que no puedes perderte y que te hará reír si te gusta el humor inteligente.

Bartleby el escribiente, de Herman Melville. Reseña




Este libro es raro. Eso pensé la primera vez que lo leí. Sin embargo, ahora es uno de mis libros preferidos e imprescindibles. Melville es el autor de la archiconocida Moby Dick y son historias que no pueden ser más diferentes, o quizá son la cara y la cruz del mismo tema: la lucha por lograr un objetivo o tirar la toalla por completo. El protagonista, Bartleby, es un hombre apagado, sin pasión ni ilusiones, aparte de estar en la oficina y pasar lo más desapercibido posible. Cuando su jefe le pide algo que sobrepase su tarea rutinaria, él responde “preferiría no hacerlo”. El efecto que produce es una mezcla de extrañeza, lástima y risa. El empleado insiste en mantener esa actitud de resistencia pasiva hasta sus últimas consecuencias.



Sobre lo que significa la historia hay muchas teorías. La más evidente es la crítica hacia la forma de vida del adicto al trabajo, pero Bartleby no es un empleado ejemplar. Quizá se refugia en la oficina por temor a la vida ahí afuera, y parece claro que es una persona inmensamente introvertida, pero el detalle de la famosa frase, ese “preferiría no hacerlo” es el enigma que te descoloca y te hace pensar que hay dobles significados ocultos en el libro.

Yo tengo mi teoría personal, según la cual Bartleby personifica la apatía absoluta, la falta de ganas de vivir, la rutina que te mata literalmente. Si sigues sus pasos y empiezas a dejar de hacer cosas, por quedarte en tu supuesta zona de confort, acabas igual de mal que él. Puedes empezar por pensar que esa pequeña tarea que supone un esfuerzo extra no te apetece y no la haces, y llega otra y tampoco la haces, y te instalas en lo malo conocido antes que buscar lo bueno por conocer.

Recomiendo este libro por su originalidad, por lo bueno que es a pesar de lo breve y en apariencia sencillo, y especialmente a las personas que estén deprimidas o desanimadas, porque puede ser como un tratamiento de choque que te despierta y te hace reaccionar, porque todos podemos ser Bartleby en algún momento, y nunca es tarde para cambiar de trayectoria y vivir una vida de verdad, no una existencia gris en un trabajo aburrido en la más absoluta soledad.

Jane Eyre, de Charlotte Brönte. Reseña


Este libro es la obra más famosa de su autora, aunque no fue el único que publicó, a diferencia de lo que ocurrió con Cumbres Borrascosas, escrito por su hermana Emily. Charlotte vivió algo más que el resto de sus hermanos, aunque todos fallecieron bastante pronto, así que ella tuvo tiempo de escribir más. Cuando tu primera obra es tan buena como Jane Eyre, es difícil superar ese éxito, y es lo que le ocurrió a Charlotte. No es que sus demás novelas sean malas, pero es que el listón quedó muy alto con esta.

Se podría decir que es una novela feminista, también de lucha de clases, porque la historia resultaba casi escandalosa para su época, y sin precedentes. Si su hermana nos dibujaba una historia de pasiones al límite en Cumbres Borrascosas, Charlotte nos presenta una pareja imposible para los cánones sociales. El señor Rochester y Jane Eyre son como la noche y el día, al menos en apariencia, y desde luego en su forma de vida. Cuando ella, tras el paso por un horrible orfanato en el que pierde a su mejor amiga por culpa de una enfermedad contraída entre aquellas frías paredes, llega a casa de Rochester para ocuparse de la educación de su pupila, los prejuicios sociales saltan por la ventana. Pero no sin antes librarse una cruenta batalla.

Jane es una mujer sencilla, casi ascética, que no destaca por su apariencia exterior, probablemente como la propia Charlotte, pero en su interior resulta una mujer deslumbrante, de ideas avanzadas para su época, con un carácter decidido y una disciplina férrea capaz de llevarla donde se proponga. De todas las adaptaciones cinematográficas que existen sobre el libro, me quedo con la protagonizada por Charlotte Gainsbourg, una actriz que tampoco destaca por su belleza, o la suya es bastante atípica, y que se mete en la piel del personaje como si hubiera nacido para eso, aunque el resto de sus películas estén en las antípodas de este drama de época.


Charlotte habla de su experiencia propia como institutriz, ese tipo de mujer instruida pero sin posición social, y rompe una lanza a favor del avance social, a favor de la igualdad mediante el amor en este caso. La escena en la que ella le dice a él que se considera su igual es la mejor de todo el libro, porque también es el momento inesperado de la confesión del señor Rochester. También retrata lo que ocurrió con la muerte de sus hermanas pequeñas en una escuela muy parecida al orfanato del libro. Pero Jane no se deja vencer por las adversidades, ni se deja intimidar por ese hombre irónico que esconde un terrible secreto, lo que convierte al libro en mucho más que una novela rosa, como a veces se le ha encasillado injustamente. Ningún final de los que escribieron las hermanas Brönte fue feliz, como les recriminaba su padre: “hijas mías, a ver cuándo me dais una alegría al final de un libro”, pero dentro de lo que cabe esta historia es la que mejor acaba. Aunque no importa el final del camino sino el trayecto, y en este caso es, aunque suene cursi, un recorrido bello y descarnado, y en definitiva, una obra clásica que no te puedes perder.

Han de Islandia, de Victor Hugo. Reseña



Este libro fue la primera obra del gran escritor francés Victor Hugo. Lo escribió con veintiún años y, bueno, no es de extrañar que llegase a la cima de la literatura si comenzó con semejante derroche de maestría. Recuerdo que leí este libro un verano, por puro aburrimiento, y porque no tenía en ese momento y en ese lugar mucho donde escoger. Tengo que decir que por esa época estaba leyendo casi en exclusiva a autoras inglesas como las hermanas Brönte, Jane Austen y George Elliot, y empecé a leer este libro con escepticismo, por el cambio tan brusco que suponía. Y la verdad es que me enganchó desde el principio, por su atmósfera oscura y su interesante trama. Es una historia de aventuras, en la que con tres personajes principales, el caballero Guldenlew, su amada Ethel y el propio Han, se marca el señor Hugo un novelón largo de los que acostumbraba a escribir.

Recuerdo sobre todo la violencia que destila la obra, que a ratos me resultaba impactante, porque Han es un personaje fiero que busca venganza y, por decirlo de alguna manera, dispara primero y pregunta después. Es como si Hugo estuviera sentando las bases para una clase de libros que llegó un siglo después; me refiero a las sagas de fantasía épica y similares. No es que haya fantasía en el libro, pero tampoco da sensación de que sea realidad al cien por cien, porque Han parece que tiene casi poderes sobrehumanos, con esa brutalidad que no deja títere con cabeza.

Me parece que saldría una buena película de este libro, pero creo que no es demasiado conocido, a diferencia de Nuestra Señora de París, que por cierto, en su versión original poco tiene que ver con la versión suavizada de Disney. Está claro que Victor Hugo sabía cómo sacudir al lector con sus escenas dramáticas, pero de ese libro ya hablaré en otro momento. Si no conoces el de Han de Islandia, te gustará si te van las aventuras sobre reinos perdidos y caballeros que rescatan a su dama. Eso sí, no digas que no te avisé sobre la crudeza de las escenas de lucha.

El principito, Antoine de Saint-Exupéry. Reseña



Este es unos de esos libros tan famosos que a lo mejor no tiene sentido añadir otra reseña, pero famoso no equivale a conocido, y probablemente muchos conocen alguna versión adaptada o una película o, en definitiva, no han leído el original. Yo lo leí por primera vez siendo una niña, y no capté los mensajes que lleva entre líneas, como me ocurrió más adelante. Porque este no es un libro infantil, o puede serlo si lo lees de manera superficial. Como nota curiosa, el autor nunca ganó dinero con esta su obra más famosa, porque murió al poco tiempo de escribirlo, en un accidente de avión que no se esclareció hasta 50 años después. Aún hoy no está claro qué ocurrió pero al menos los restos de su avión ya fueron encontrados. Es decir, no es que el principito finalmente viniera a llevarse al aviador... Bromas aparte, el libro da para todo tipo de especulaciones. Hay quien ve una crítica al nazismo por aquí, una referencia a su esposa por allá, etc. La historia es “extraña” y obviamente es de género fantástico, pero todo lo que ocurre en las aventuras del principito tiene un trasfondo real, es una especie de excusa para tratar temas reales y serios.

El libro contiene frases épicas, como “lo esencial es invisible a los ojos”. Y es un tratado sobre la amistad, entre otras cosas. Creo que poca gente no conoce alguna escena, diálogo, personaje o elemento. Por ejemplo: la rosa es importante por el tiempo que se le dedica... Ahí es nada. Puede parecer una chorrada, pero al final lo más importante es aquello a lo que dedicamos tiempo, porque lo único finito que tenemos es el tiempo, y cuando alguien te dedica su tiempo, es que eres importante para esa persona, siempre que te lo dedique de manera libre y desinteresada, claro. Y hablando de rosas, también nos dice cosas como que es una locura odiar a todas las rosas porque una te pinchó, renunciar a tus sueños porque uno no se cumplió.

El libro deja claras sus intenciones cuando comienza con una especie de desafío de un niño a los adultos, a los que se critica por no recordar que antes fueron niños: ¿qué ves en ese dibujo? Por cierto, en la edición original todas las ilustraciones las hizo el autor. Lo que es un sombrero en apariencia es otra cosa, pero no hay que quedarse con lo que las apariencias nos indican. Hay que echarle imaginación, hay que extraer de las cosas lo que se esconde en el interior, las apariencias engañan y los prejuicios también. El propio libro parece una cosa y es mucho más. Me encantan estos libros inclasificables que escapan a las etiquetas. Si no lo has leído, no te lo puedes perder. Y si te lo leíste, seguro que puedes descubrir algo nuevo en cada relectura.

La mujer habitada, Gioconda Belli. Reseña.



Este libro me lo regalaron hace años, cuando era estudiante en la universidad. La persona que me lo regaló no lo había leído, simplemente lo escogió porque trataba de una mujer con la profesión que yo estaba estudiando y pensó que podría gustarme. Fue un buen detalle, y me pareció un libro buenísimo, pero también sufrí mucho al leerlo. Se puede decir que es literatura femenina, aunque haya debate en contra de que tal concepto exista, pero lo cierto es que va sobre una mujer y lo escribe una mujer, relatando no solo los hechos sino sus emociones, y es algo que antes de cierta fecha apenas existía, si acaso en la Sra. Dalloway de Virginia Wolfe.

Hay poesía entre sus páginas, y no me refiero a poemas. Es la sensibilidad con la que está escrito y la magia que entremezcla con la realidad. Bebe un poco de la corriente de realismo mágico de otros autores, pero de manera más sutil. Y no ocurre todo el rato, el tono va cambiando, porque se produce una mezcla de géneros en cierto modo. Al hilo de esto, se habla mucho de la especialización como consejo para autores noveles, pero no estoy de acuerdo. Igual que un lector puede leer diversos géneros, un escritor puede escribir sobre todos ellos, si es que le apetece y tiene la pericia para ello.



En este libro, primera novela de la autora nicaragüense, se combina una intensa historia de amor con una trama trepidante de organizaciones clandestinas que luchan contra la tiranía gubernamental. El final es uno de los más intensos que leí nunca, y años después de haberlo leído y sin recordar por completo todos los detalles, aún me veo literalmente llorando cuando cerré el libro.

Si tuviera que resumir el libro en una sola palabra, sería Ideales. Es el hilo que mueve esta historia, como otras grandes de la literatura, como Hamlet por poner solo un ejemplo.

Totalmente recomendable.

La historia interminable, Michael Ende. Reseña



Este libro es, en mi opinión, el mejor libro de fantasía de todos los tiempos. Da igual lo que se haya escrito después, es la historia entre las historias; es, como bien dice el título, la historia que nunca termina, porque la escribimos entre todos todo el rato, construimos ese mundo de fantasía y lo seguiremos haciendo mientras exista la raza humana. La idea es simplemente brillante, existe el reino de fantasía, y es tan variado e intangible como innegable es su existencia. Y está amenazado por la Nada, que es lo opuesto, es la falta de imaginación, es la aburrida y gris vida que el autor ataca en su otro gran libro, Momo.

El libro en sí es una maravilla, con sus dos colores de letras, para diferenciar ambos mundos. Para mí fue lo más original que había visto nunca en un libro hasta el momento, y si tienes la suerte de leerlo con una edad parecida a la del protagonista, el efecto mágico aumenta, hasta el punto que casi te dan ganas de abrir la ventana en mitad de la noche y gritar el nombre que quieres darle a la Emperatriz para ayudarla. Quien no se haya planteado hacer eso, que tire la primera piedra :P

La película del mismo nombre -la original, no la secuela-, la de la canción de Never ending story de Limahl, conserva toda la magia del libro. Conozco a gente que no la vio entera porque la escena de Atreyu con el caballo era demasiado para una película infantil... Y es que los mejores libros infantiles son los que sirven para todos los públicos, los que no ahorran las verdades de la vida. Y los que somos lectores voraces, apreciamos todo eso, sabemos que quien lee mucho vive mucho, por contradictorio que parezca. Y este libro nos anima a fantasear aun más.



No sé si le pasará a más gente, pero a mí siempre me fascina cuando un libro trata de otro libro, como ocurre aquí o cuando aparece un libro misterioso en la historia, como el diario de Tom Ryddle en Harry Potter. Así que imaginarme al pequeño Bastian en la buhardilla leyendo mientras afuera cae una tormenta me recuerda a mí misma en esos grandes momentos que me dio y me sigue dando la lectura. El final del libro es algo real, en cierto modo, la fusión entre ambos mundos se produce cada vez que nos enfrascamos en una lectura como si no hubiera nada más en el mundo.

Si no lo has leído, ya estás tardando.

Estoy en Puertomarte sin Hilda, Isaac Asimov. Reseña




Hablar de Asimov es hablar de uno de los maestros indiscutibles de la ciencia-ficción. No solo sabía escribir a la perfección y sabía inventar buenas historias, sino que era divulgador científico de profesión, con lo cual sabía de lo que hablaba. De entre sus libros, me quedo con Los propios dioses, pero en esta ocasión voy a comentar un libro de relatos al que da título el de Hilda. Ese relato fue una especie de apuesta con sus editores, que lo desafiaron a incluir asuntos “picantes” alguna vez. Él, por supuesto, demostró que podía escribir de lo que se propusiera, porque dejó más de 500 obras escritas y recibió el premio Hugo de ciencia-ficción en diversas ocasiones, entre otros galardones. Lo que ocurre es que decidía qué tema quería tratar y cual no. En este libro de relatos se propuso algo que no era frecuente, combinar la ciencia-ficción con el género policíaco. Pero no con trampas, por decirlo de alguna manera, porque claro, sería muy fácil en el último párrafo de cada relato justificarlo todo con un invento desconocido de un futuro remoto. Escribió trama policial pero jugando limpio. Y en los once relatos que contiene el libro consigue un resultado muy digno.

A ratos te puede parecer pesado leer sobre ciencia pura, incluso sobre formulaciones químicas, como ocurre en Paté de foie gras, pero por lo demás, su estilo es muy entretenido y ameno, incluso divertido. Retrata al típico científico sumido en sus reflexiones, al que ansía la fama y la gloria, al que da la puñalada trapera, al aventurero, en fin, que plasma lo que sabe del mundillo científico de primera mano.

No sabría cuál destacar sobre el resto, quizá Qué importa el nombre y Nota necrológica. El que da título al libro no me parece el más reseñable, pero es como si los editores lo escogieran por aquello de la novedad de incluir el tema semi erótico. 

Algunos relatos tienen un breve prólogo y/o un epílogo, y traigo aquí los del último relato, La bola de billar, porque no tienen desperdicio. En el primero nos cuenta la ilusión que le hizo recibir el Hugo, y en el epílogo exclama “¡es estupendo ser escritor de ciencia ficción!”. Desde luego que es estupendo escribir ciencia-ficción, doy fe de ello, y también es estupendo leer sobre ello cuando el autor es un genio en su campo, como ocurre en este caso. Incluso cuando el relato no deja de ser correcto a secas, le da cien vueltas a otras cosas que publicaron otros autores, de ese género o de cualquier otro.




Reseña de Cumbres Borrascosas y mi precuela-secuela



Este libro lo leí por primera vez hace unos veinte años, tanto en inglés (sin enterarme del todo) como en español, tras ver la película protagonizada por Ralph Fiennes y Juliette Binoche, dos grandes actores de los que soy gran fan. En mi opinión bordan su papel, y en esa versión cinematográfica de 1992 llevan la historia más allá de la primera parte, como ocurría en la otra gran versión, en blanco y negro, protagonizada por Laurence Oliver, Merle Oberon y David Niven.


Hubo más versiones, como una adaptación bastante libre de Luis Buñuel y una reciente en la que Heathcliff está interpretado por un chico negro.


Pero no quiero hablar de cine sino del libro en sí, aunque el hecho de que haya sido llevado al cine en numerosas ocasiones indica que da para un buen guión y que no pasa de moda. Primero, una breve introducción sobre su autora, Emily Brönte, para entender el contexto de la historia. Ella vivía en un lugar apartado de la comarca de York con sus hermanas y único hermano, y su padre, un pastor de la Iglesia, que enviudó pronto. La familia siempre estuvo marcada por la tragedia, pues las dos hijas más pequeñas murieron pronto por culpa de las malas condiciones de un internado, hecho que relató otra hermana, Charlotte, en su libro Jane Eyre. Había una tercera hermana, Anne, escritora también, que murió joven, como todos sus hermanos, pues Charlotte falleció por complicaciones en su embarazo, el hermano, Branwell, murió medio alcoholizado, y Emily le siguió a la tumba al poco tiempo tras pillar una pulmonía en el funeral. Tenía entonces 30 años y apenas había salido de su comarca, donde era feliz en la libertad de los páramos. Era muy introvertida pero tenía una imaginación desbordante. Conocía bien el entorno donde se desarrolla la historia, un lugar inhóspito pero rebosante de belleza natural y salvaje. Y así es su libro, punzante, intenso, incluso tachado de desagradable y violento por muchos lectores, aun hoy en día, que se supone que estamos curados de espanto. Quien espere encontrar una novelita edulcorada de amantes felices, mejor que no lea este libro. Pero si quieres conocer una obra maestra de la literatura universal, debes leerlo, sí o sí. Por desgracia, al morir Emily tan joven, esta es la única novela que nos ha llegado de ella, pero todos en la familia escribían desde siempre, y también se relataban entre ellos historias acerca de mundos de fantasía. Y por supuesto, leían, leían mucho, que es la verdadera forja de un escritor. Pero vamos ya con la obra en sí. Aviso: contiene spoilers.

Este libro esconde más de lo que muestra. Teniendo en cuenta el entorno de la autora, una señorita soltera de esa época no podía hablar de ciertas cosas abiertamente, de hecho, las tres hermanas escritoras decidieron utilizar al principio seudónimos masculinos para ocultar su identidad. Es algo de lo que no se libran ni las autoras contemporáneas, pues J.K. Rowling, por ejemplo, escogió usar las iniciales de su nombre porque opinaba que los chicos no iban a querer leer algo escrito por una mujer... La maestría de Emily logra sugerirnos más que mostrarnos, aprovechando el recurso de utilizar terceras personas como narradores para dejarnos en las sombras de lo que nos está contando. La narradora principal, Neli Dean, es una criada que presencia lo que ocurre en la familia durante tres generaciones, pero su mundo es reducido y lleno de convencionalismos sociales. Representa la voz de la conciencia social, que juzga y condena la historia de pasión al límite entre Cati y Heathcliff. Pero, ¿qué opinaba Emily? ¿Qué pretendía contarnos una mujer solitaria que, hasta donde sabemos, no había amado nunca en el terreno real? Eso nunca lo sabremos, claro, y lo único que podemos hacer es aventurar hipótesis, como hizo su propia hermana Charlotte en el prólogo de una edición póstuma. La condena hacia Heathcliff es unánime, eso sí, es lo único en lo que parece estar todo el mundo de acuerdo.

Yo llevo mucho tiempo conociendo y analizando la obra y tengo mi propia teoría. El hecho de haber escrito una continuación de la historia que a la vez rellena huecos en blanco de la original, creo que simboliza bien hasta qué punto me apasiona este libro. Pero de mi libro hablaré más adelante. Por resumir, yo creo que en Cumbres Borrascosas, Emily Brönte hace nada menos que un ensayo sobre el amor romántico, en forma de ficción. Y creo que da en el clavo, a pesar de su escasa o nula experiencia práctica en el asunto. Heathcliff es un personaje fascinante, que a pesar de la condena moral que merece, es capaz de suscitar emociones diversas que van desde la compasión hasta el odio, y más que una persona de carne y hueso, es un símbolo, una personificación de un concepto, es el amor en estado salvaje, es la pasión que puede devorarlo todo con sus llamas, que todo lo ve como blanco o negro sin matices grises. Es un personaje coherente de principio a fin, va a muerte para bien o para mal. Es como si Emily nos plantease la siguiente cuestión: para que alguien sea capaz de amar con intensidad infinita, debe ser capaz de sentir con igual intensidad otras emociones, como el odio. Es la cara y la cruz de la pasión amorosa.

Si alguna vez has fantaseado con tener un novio como Heathcliff, es decir, en su faceta de incondicional enamorado de Cati, quizá te planteaste que puede ser un ángel y un demonio. Y, lejos de ser una contradicción, cobra pleno sentido tal como lo plantea Emily. Él es puro instinto, es salvaje como la naturaleza que le rodea, es fiel hasta la muerte a su único amor, y más allá de la muerte también, pero si le dan motivos, es capaz de llevar su venganza hasta las últimas consecuencias. Amor y odio, dos facetas de un espíritu puro e intenso hasta la náusea. Emily era muy aficionada a los perros, y Heathcliff es una especie de perro sin acabar de domesticar, fiero a veces, leal otras. Pero lógico y coherente siempre, dentro de su personalidad borderline.

El libro no trata únicamente de la pareja protagonista, aunque la mayoría de las películas se centren en eso. Si así fuera, estaría más claro que Emiliy pretendía “advertirnos” del peligro del amor pasional, o de mostrarnos cómo debería ser un modelo ideal semi platónico. Obviamente, es tentador anhelar un enamorado tan entregado, pero si se te vuelve en contra con la misma intensidad, estamos ante uno de los primeros casos literarios de maltrato de género de la historia. En su caso no dirige el odio hacia la propia Cati, sino que se venga descargando su rabia sobre personajes inocentes, de ahí la condena moral, aunque en su coherencia interna él ve muy lógico ir contra ellos por sus propios motivos. En ese sentido, otro de los logros de la novela es el perfecto retrato de Heathcliff como psicópata de manual. Apaleado por todos, se revuelve como un animal herido y repite el patrón de abuso vivido en su infancia. Y a pesar de ello, tiene atisbos de humanidad, como si no fuera culpa de él convertirse en un monstruo desalmado, o simplemente alguien sin alma, porque Emily nos muestra cómo es la muerte en vida de alguien que grita al conocer la muerte de su amada: Dios, es insoportable, ¡no puedo vivir sin mi vida, no puedo vivir sin mi alma!

Heathcliff y Cati, tal como dice ella en cierta escena, sienten que son una misma persona, hasta ese punto llega la identificación de los amantes, o su locura. Las escenas de la despedida de Cati en su lecho de muerte y el monólogo posterior de Heathcliff son escenas cumbre de la literatura con mayúsculas. Y solo por ellas, hay que incluir la obra en el género romántico. Todo lo demás es más bien simple ficción general sin género definido, o con una mezcla de ellos. Creo que tan errado es tildarlo de novela romántica como dejarla totalmente fuera. Pero decía antes que la historia continúa más allá de la muerte de la protagonista, algo bastante inusual y original, y es que ella sigue impregnando cada página del libro, cuando creemos verla reflejada en su hija, o cuando el propio Heathcliff sueña con ella o llega a imaginarla en forma de fantasma. Asunto este, por cierto, que queda bastante ambiguo como para no aclarar la postura de Emily acerca de las apariciones espectrales. Aquellos agrestes paisajes en una noche de lluvia torrencial con el viento aullando, parecen escenario propicio para al menos no descartar su existencia. En el libro hay un par de ocasiones en las que parece haber un fantasma, la primera medio en sueños, y otra con un niño como testigo. El propio Heathcliff ruega para que Cati lo persiga en forma de espíritu, y se me viene a la mente ahora el vídeo de la canción de Kate Bush, Wuthering Heights, donde ella parece realmente una aparición del otro mundo.



Como único fallo de la trama, veo un poco forzado el encuentro de Heathcliff con su sobrina para convencerla de que visite a su primo enfermo, pero bueno, a veces las casualidades existen. En mi secuela hice una especie de escena espejo de esa, con un encuentro también casual que termina en la Cueva de las Hadas.

La segunda parte del libro nos muestra pues a un Heathcliff que camina hacia la locura total, en su obsesión malsana hacia la única mujer que amó, y que dentro de su lógica, sólo puede odiar hasta el maltrato a cualquier otra que ose hacerle sombra. Aparte de eso, asistimos al destino de los demás personajes con el paso de los años. Y es al prolongar la historia cuando surge la posible teoría de que Emily nos quisiera mostrar otra clase de amor más razonable, más calmado, quizá para redimirse ante los ojos de la sociedad conservadora, o tal vez para unirse a ella en la condena del amor salvaje. Ya digo, es imposible saberlo, ambas opciones pueden convivir, y esa es la genialidad del libro, que se cierra con un final que parece contentar a todos: la paz vuelve a Cumbres Borrascosas cuando los herederos legítimos se comprometen, y la pareja salvaje se dedica a recorrer los páramos por toda la eternidad.

Sin embargo... sin embargo a mí ese final no me acaba de convencer, esa pareja de primos creo que simplemente se une porque parece que no hay gente de su edad en varios kilómetros a la redonda, y por suerte para mi secuela, la obra no se cierra con el día de la boda, sino que hay un margen de tres meses que yo aproveché al máximo, como te voy a contar, esta vez sin spoilers.


Mi libro Retorno a Cumbres Borrascosas surge ante todo de mi admiración por la obra original. Sé que es arriesgado y osado meterle mano a un clásico de semejante envergadura, pero quizá no sea la única cuando digo que siento que me falta algo, o que necesito más de algo tan bueno. Hay otras secuelas, sobre todo en lengua inglesa, alguna tan inverosímil como una que utiliza personajes de otros libros famosos y que nos presenta a Heathcliff como un asesino que castra a su rival, y paranoias por el estilo. Yo tenía claro que quería hacer una digna continuación, que comienza en plan precuela cuando Heathcliff huye de Cumbres al saber que Cati se casará con otro. Como el libro original está contado por narradores indirectamente, yo necesitaba meterme en la cabeza de los propios personajes, y eso es lo que hice. Inventé un destino para Heathcliff que justificase su evolución durante esos años en blanco lejos de Cati, añadí algunos retoques a la historia principal, en el sentido de conocer de primera mano lo que piensan y sienten los protagonistas, y finalmente me dispuse a continuar la historia con los mismos personajes ya conocidos, más algunos que bien podrían existir sin que se supiera. Traté de mantener el tono pero sin caer en un lenguaje decimonónico, y me permití incluir un par de escenas eróticas que jamás podrían haber estado en la versión original.

Debo decir que disfruté como no os podéis imaginar recorriendo esos páramos salvajes con mis nuevos personajes y con los de siempre, como si me metiera en el libro al estilo de Bastian en La historia interminable, y espero que si eres fan como yo del libro original, disfrutes tú también con este Regreso a Cumbres Borrascosas.


Independiente, de Paula De Grei. Reseña


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Sinopsis:

Hola, mi nombre es Paola. 

De niña me vestían de rosa, fui a colegio de monjas y aprendí a ser ama de casa a una edad que quisiera no recordar. 
Como no me dejaban jugar a la pelota porque era deporte de varones, opté por practicar handball… pero mis padres tampoco parecieron conformes.

En el correr de este tiempo tomé un montón de decisiones que creí correctas para después darme cuenta que pudieron no ser así, pero al menos fueron mías.

Un amigo solía decir que una vez que alguien lee tus escritos ellos ya no te pertenecen, se vuelven de quien lo lee.
Será por eso que escribo… porque la mejor manera de dejar ir el pasado es hablando de él, o escribiendo en mi caso.
Sea como sea, esta historia ya no me pertenece.


Si tuviera que resumir en un titular este libro, sería este: comedia romántica sobre el paso a la edad adulta. Comedias románticas hay muchas, claro, e historias sobre crecimiento personal, también, pero el punto original de esta novela es combinar ambos temas. A mí al menos me sorprende la juventud de la protagonista, y el breve tiempo en el que su mundo cambia, pero luego me paro a pensar, y así es cómo sucede en esa franja de edad. Un día estás en el colegio o el instituto y al siguiente curso, que ni siquiera se trata de un año completo, pasas a la universidad, si es que decides hacerlo. Pequeños pero enormes pasos que te cambian la vida. Amigos que llegan a tu vida, otros que dejas de ver, conflictos familiares, “cosas de mayores”... todo eso lo vivimos, o en casos, sobrevivimos a ello. Espero no estar haciendo más spoiler que lo que el propio título da a entender. Además, una buena historia no lo es siempre por inédita, a estas alturas de la historia de la literatura me pregunto si quedará asunto por tratar, si acaso en la ciencia ficción o acerca de situaciones que nos traiga el futuro, pero las emociones humanas son universales e inmutables, y al fin y al cabo sobre eso queremos leer, para identificarnos o para sorprendernos, aprender, disentir o lo que sea. Yo en concreto me he sentido identificada por momentos, y creo que eso es genial para un escritor, llegar a su supuesto público objetivo. No digo que sea imprescindible ser una mujer para disfrutar de un libro protagonizado por una, pero no abundan en comparación con el típico protagonista masculino, así que bienvenidas sean estas historias.

El libro tiene buen ritmo y se deja leer de seguido. En ocasiones te arranca una carcajada y en otras te transmite las emociones menos agradables de la protagonista. Los personajes son coherentes por lo general, y lo que menos claro me quedó fue la pandilla, hasta el punto de que no sabría explicar quién es quién. Está correctamente redactado, aunque vi algún fallo tipo lapsus de corrección que comenté por privado con la autora, y algunos giros me chocan un poco supongo que debido a las diferencias del lenguaje entre países. Algo que quizá no sea tanto un giro, es la mezcla del tiempo, del estilo de “hoy pasó tal cosa”, que está narrado desde un futuro muy posterior y que me parecería más correcto con “aquel día” en vez de hoy. Pero son detalles que quizá observo por deformación de escritora.

Me recordó algo a Orgullo y prejuicio, una de mis obras favoritas, y debo decir esto porque si no exploto, ja jaja: el hecho de que se mencione a Cumbres Borrascosas me hizo pensar “ya no puedo criticar el libro aunque tenga motivos” xD. Tengo incluso secuela publicada, así que os podéis imaginar hasta qué punto me fascina ese libro. Inciso personal aparte, esta clase de detalles dan personalidad a un libro. Nos dibujan al personaje mejor que una descripción, que por cierto no abundan, pero en mi estilo tampoco, ya que estamos en el párrafo de referencias personales. Y lo cierro comparando el libro de Paula con otro de los míos, Sin ti lo seré todo, que tiene cierto parecido en una parte de la trama, y apurando mucho, con mi Memorias de Virtual, por la misma edad de la protagonista, en proceso de independizarse también. Y es normal cuando se trata de hablar de “cosas de chicas”, pero dicho esto no con el tono despectivo que a veces se le da, sino asuntos de chicas que cada vez más defienden su terreno, se apartan de modelos de épocas pasadas y, como claramente indica la declaración de intenciones del libro de Paula, su independencia.

En resumen, un libro que entretiene y también lleva mensaje de fondo. Lo recomiendo en especial si estás en la edad de la protagonista, aunque lo pueden disfrutar todos.

Retorno a Cumbres Borrascosas- Primer capítulo gratis


La lluvia le golpeaba la cara y el viento hacía de su largo cabello oscuro una masa de locos mechones danzantes. Nada de eso podía advertir. Muy pronto el barro atraparía sus pies desnudos, y la oscuridad crecía a cada paso que daba hacia ninguna parte, hacia cualquier parte. El viento salvaje aullaba contra sus oídos, pero un único sonido resonaba en su cerebro, una única voz, un eco repetido una y otra vez: NUNCA podría casarme con él...
Oh, Cati, ¿por qué? ¿por qué? ¿Con qué derecho tú...? ¿Cómo puedes...?”
Sus confusos pensamientos no podían sobreponerse a su dolor, que se estaba convirtiendo en algo físico ahora. A pesar del tiempo infernal, su cuerpo no podía sentir nada. Solo su corazón estaba latiendo como si intentase partirse en pedazos.
“¡Heathcliff! ¡Heathcliff!”
¿Qué era aquello? ¿Se trataba de su voz realmente? ¿Había salido tras de él gritando su nombre? No, debía de ser su imaginación. O era el infierno llamándolo al fin.
Lo lamentarás, Cati, te juro que lo harás. Hasta el día en que mueras lo harás. Te lo prometo.”


Querido diario,
¿Dónde estará? ¿Dónde ha ido? ¿Piensa volver? Por favor, que regrese pronto, necesito explicarle, tiene que saber, no puede creer lo que dije, yo misma no creo que lo dijese, era mi vanidad la que hablaba, y esa maldita Neli no me mandó callar a tiempo. Oh, Dios, tengo el corazón acelerado desde entonces, me ahoga el aire que respiro aquí dentro, quiero salir a buscarlo y me da miedo encontrarlo muerto sobre una roca. No me sorprendería que hiciese cualquier tontería, como la que acaba de hacer. Escapar en medio de la noche, qué locura, qué poco freno tiene este potro salvaje, qué poco considera cómo me puede dañar su huida, qué egoísta puede llegar a ser. Y, sin embargo... sin embargo, ¿no he sido yo menos egoísta al escoger a Edgar antes que a él? Dios mío, ¿acaso tengo perdón? ¿Acaso tengo elección? ¿Soy mala por querer vivir en la Granja? Busco mi bien, ¿acaso eso es pecado? Él debería hacer lo mismo y pensar en mi bien por encima del suyo, ya que no es capaz de mejorar en la vida. Vete, maldito, me has hecho llorar y no te lo voy a perdonar. Estoy enfermando por tu culpa, no dormí por si volvías, y de haber dormido se hubiese repetido la pesadilla de estar en el cielo y llorar por volver a los páramos. Sí, que se vaya, ¡mejor así! ¡Que se vaya! ¡Adiós, Heathcliff! Espero que te vaya bien y que tú también puedas ser feliz con alguien que llegue hasta lo más oscuro de tu alma, con alguien como... como yo.


No recordaba cuánto tiempo había empleado en deambular durante la noche. Se encontró de repente tumbado en el suelo, de espaldas, como si una fuerza mágica lo hubiese depositado allí. No sabía dónde se encontraba, el paisaje había cambiado de manera considerable. Se incorporó, sintiendo que le dolía hasta el último músculo de su fornido cuerpo y trató de buscar una senda cercana desde la cual localizar a algún alma viva que le diera información. Cuando lo logró, continuó la ruta a pie hasta la costa. Al cabo de una jornada completa llegaría a su destino, según la escasa información que pudo obtener de los aldeanos que se topaban con él. Tenia un objetivo muy claro. Alejarse lo máximo posible. Cruzar el océano y comenzar una nueva vida sin ella.