Reseña: La loca del desván, La escritora y la imaginación literaria del siglo XIX.




Autoras: Sandra M. Gilbert y Susan Gubar
Género: crítica literaria, ensayo, feminismo.

Este libro está casi descatalogado, así que es una pequeña joya por descubrir. Resulta interesante analizar el despertar a la literatura de la generación del siglo XIX de una forma "masiva".  Aunque quiero creer que han sido desde siempre muchas las mujeres que han escrito aunque no publicasen, o que inventasen historias aunque no las plasmasen en papel, por falta de medios o de instrucción. Y quizá no fueron tantas las autoras que lograron publicar en ese siglo, pero desde luego fueron escritoras de un nivel altísimo, como las hermanas Brönte, George Eliot (que usaba seudónimo masculino) o Jane Austen, aunque esta última está a caballo entre ese siglo y el anterior.

Ya había autoras antes de esa fecha, pero son más difíciles de encontrar y no son tan famosas, como Madame de la Fayette, que es del siglo XVII. Su estupenda novela La princesa de Cleves la reseñé aquí hace un tiempo.

Este libro nos plantea una serie de teorías acerca de por qué la mujer estaba alejada de la literatura, más allá de la evidente desventaja a la hora de acceder a cualquier tipo de estudios y profesiones masculinas. La principal teoría es que el escritor era tradicionalmente el hombre porque la pluma de escribir era como otro falo, algo que con las nuevas tecnologías perdería bastante validez. Aunque se trata más bien de un falo virtual o metafórico, en el sentido de que el patriarcado se manifestaba también por medio de los libros, describiendo en ellos el modelo de mujer que convenía a sus intereses.

Por desgracia el libro resulta a ratos muy denso y enrevesado, lo cual es una pena, porque cuenta cosas muy interesantes, tanto en relación con la literatura como con el momento histórico que la rodea. Por ejemplo, nos habla de cómo el hombre inventaba a la mujer idealizada, ese ángel puro encerrado entre cuatro paredes, aunque quizá la literatura era un reflejo de la realidad, no tanto por lo de ángeles puros sino por estar encerradas en casa. En el libro la teoría es que el hombre inventa a una mujer idealizada, pasiva y pura. No solo es que el hombre tomase la iniciativa de escribir sino que se permitía la desfachatez de describir a la mujer a su conveniencia, Si te indignan estas cosas, y es normal que así sea, tendrás que armarte de paciencia para leer cómo estaba el patio hace apenas dos siglos, y es que ese lapso de tiempo en la historia de la humanidad no es tanto, así que no es tan raro que aún falten avances para exterminar de una vez el machismo.

Guerra de sexos aparte, lo cierto es que la mujer no solía escribir o lo hacía con seudónimo o como anónimo, porque no era propio de la mujer hacer algo puramente intelectual, así que no deberíamos olvidar el mérito de esas pioneras, y tenerlo presente cuando, como autoras actuales, nos dé pereza corregir un texto con los adelantos que tenemos ahora.

Destacan fragmentos muy interesantes como la interpretación de Blancanieves, que representa las dos formas que el patriarcado tiene de ver a la mujer: la bruja mala activa y la doncella buena pasiva, enfrentadas porque rivalizan en ser más bellas para el hombre, pues el único poder de una mujer sumisa es resultar atractiva carnalmente.

La buena noticia es que, a pesar del rechazo masculino a la mujer escritora, acabaron surgiendo, puesto que -esto lo sabrá quien lo sienta así-, escribir es a veces una necesidad vital. Algunas hasta llegaron a publicar, por suerte; todas esas valientes merecen el homenaje de no caer en el olvido, todas las Jane Austen, hermanas Brönte y tantas otras anónimas que jamás podremos llegar a leer, lucharon contra el corsé de los convencionalismos y triunfaron aunque fuese en la soledad de su creatividad. Son necesarios libros como este y, mucho mejor, leer a las autoras a las que pretenden reivindicar.

La primera parte nos muestra el contexto terrible que rodeaba a las que daban el paso de escribir; en la segunda, analizan qué clase de textos salían de esa rebeldía femenina, si eran voces propias o si copiaban a los autores masculinos. La parte 3 es bastante abstracta y poco necesaria en mi opinión, acerca del significado de la cueva femenina. El resto del libro está dedicado a analizar a varias autoras en detalle.

Te interesará sobre todo si eres escritora o si te interesa la literatura femenina, en concreto la del siglo XIX.

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