Reseña de Cumbres Borrascosas y mi precuela-secuela



Este libro lo leí por primera vez hace unos veinte años, tanto en inglés (sin enterarme del todo) como en español, tras ver la película protagonizada por Ralph Fiennes y Juliette Binoche, dos grandes actores de los que soy gran fan. En mi opinión bordan su papel, y en esa versión cinematográfica de 1992 llevan la historia más allá de la primera parte, como ocurría en la otra gran versión, en blanco y negro, protagonizada por Laurence Oliver, Merle Oberon y David Niven.


Hubo más versiones, como una adaptación bastante libre de Luis Buñuel y una reciente en la que Heathcliff está interpretado por un chico negro.


Pero no quiero hablar de cine sino del libro en sí, aunque el hecho de que haya sido llevado al cine en numerosas ocasiones indica que da para un buen guión y que no pasa de moda. Primero, una breve introducción sobre su autora, Emily Brönte, para entender el contexto de la historia. Ella vivía en un lugar apartado de la comarca de York con sus hermanas y único hermano, y su padre, un pastor de la Iglesia, que enviudó pronto. La familia siempre estuvo marcada por la tragedia, pues las dos hijas más pequeñas murieron pronto por culpa de las malas condiciones de un internado, hecho que relató otra hermana, Charlotte, en su libro Jane Eyre. Había una tercera hermana, Anne, escritora también, que murió joven, como todos sus hermanos, pues Charlotte falleció por complicaciones en su embarazo, el hermano, Branwell, murió medio alcoholizado, y Emily le siguió a la tumba al poco tiempo tras pillar una pulmonía en el funeral. Tenía entonces 30 años y apenas había salido de su comarca, donde era feliz en la libertad de los páramos. Era muy introvertida pero tenía una imaginación desbordante. Conocía bien el entorno donde se desarrolla la historia, un lugar inhóspito pero rebosante de belleza natural y salvaje. Y así es su libro, punzante, intenso, incluso tachado de desagradable y violento por muchos lectores, aun hoy en día, que se supone que estamos curados de espanto. Quien espere encontrar una novelita edulcorada de amantes felices, mejor que no lea este libro. Pero si quieres conocer una obra maestra de la literatura universal, debes leerlo, sí o sí. Por desgracia, al morir Emily tan joven, esta es la única novela que nos ha llegado de ella, pero todos en la familia escribían desde siempre, y también se relataban entre ellos historias acerca de mundos de fantasía. Y por supuesto, leían, leían mucho, que es la verdadera forja de un escritor. Pero vamos ya con la obra en sí. Aviso: contiene spoilers.

Este libro esconde más de lo que muestra. Teniendo en cuenta el entorno de la autora, una señorita soltera de esa época no podía hablar de ciertas cosas abiertamente, de hecho, las tres hermanas escritoras decidieron utilizar al principio seudónimos masculinos para ocultar su identidad. Es algo de lo que no se libran ni las autoras contemporáneas, pues J.K. Rowling, por ejemplo, escogió usar las iniciales de su nombre porque opinaba que los chicos no iban a querer leer algo escrito por una mujer... La maestría de Emily logra sugerirnos más que mostrarnos, aprovechando el recurso de utilizar terceras personas como narradores para dejarnos en las sombras de lo que nos está contando. La narradora principal, Neli Dean, es una criada que presencia lo que ocurre en la familia durante tres generaciones, pero su mundo es reducido y lleno de convencionalismos sociales. Representa la voz de la conciencia social, que juzga y condena la historia de pasión al límite entre Cati y Heathcliff. Pero, ¿qué opinaba Emily? ¿Qué pretendía contarnos una mujer solitaria que, hasta donde sabemos, no había amado nunca en el terreno real? Eso nunca lo sabremos, claro, y lo único que podemos hacer es aventurar hipótesis, como hizo su propia hermana Charlotte en el prólogo de una edición póstuma. La condena hacia Heathcliff es unánime, eso sí, es lo único en lo que parece estar todo el mundo de acuerdo.

Yo llevo mucho tiempo conociendo y analizando la obra y tengo mi propia teoría. El hecho de haber escrito una continuación de la historia que a la vez rellena huecos en blanco de la original, creo que simboliza bien hasta qué punto me apasiona este libro. Pero de mi libro hablaré más adelante. Por resumir, yo creo que en Cumbres Borrascosas, Emily Brönte hace nada menos que un ensayo sobre el amor romántico, en forma de ficción. Y creo que da en el clavo, a pesar de su escasa o nula experiencia práctica en el asunto. Heathcliff es un personaje fascinante, que a pesar de la condena moral que merece, es capaz de suscitar emociones diversas que van desde la compasión hasta el odio, y más que una persona de carne y hueso, es un símbolo, una personificación de un concepto, es el amor en estado salvaje, es la pasión que puede devorarlo todo con sus llamas, que todo lo ve como blanco o negro sin matices grises. Es un personaje coherente de principio a fin, va a muerte para bien o para mal. Es como si Emily nos plantease la siguiente cuestión: para que alguien sea capaz de amar con intensidad infinita, debe ser capaz de sentir con igual intensidad otras emociones, como el odio. Es la cara y la cruz de la pasión amorosa.

Si alguna vez has fantaseado con tener un novio como Heathcliff, es decir, en su faceta de incondicional enamorado de Cati, quizá te planteaste que puede ser un ángel y un demonio. Y, lejos de ser una contradicción, cobra pleno sentido tal como lo plantea Emily. Él es puro instinto, es salvaje como la naturaleza que le rodea, es fiel hasta la muerte a su único amor, y más allá de la muerte también, pero si le dan motivos, es capaz de llevar su venganza hasta las últimas consecuencias. Amor y odio, dos facetas de un espíritu puro e intenso hasta la náusea. Emily era muy aficionada a los perros, y Heathcliff es una especie de perro sin acabar de domesticar, fiero a veces, leal otras. Pero lógico y coherente siempre, dentro de su personalidad borderline.

El libro no trata únicamente de la pareja protagonista, aunque la mayoría de las películas se centren en eso. Si así fuera, estaría más claro que Emiliy pretendía “advertirnos” del peligro del amor pasional, o de mostrarnos cómo debería ser un modelo ideal semi platónico. Obviamente, es tentador anhelar un enamorado tan entregado, pero si se te vuelve en contra con la misma intensidad, estamos ante uno de los primeros casos literarios de maltrato de género de la historia. En su caso no dirige el odio hacia la propia Cati, sino que se venga descargando su rabia sobre personajes inocentes, de ahí la condena moral, aunque en su coherencia interna él ve muy lógico ir contra ellos por sus propios motivos. En ese sentido, otro de los logros de la novela es el perfecto retrato de Heathcliff como psicópata de manual. Apaleado por todos, se revuelve como un animal herido y repite el patrón de abuso vivido en su infancia. Y a pesar de ello, tiene atisbos de humanidad, como si no fuera culpa de él convertirse en un monstruo desalmado, o simplemente alguien sin alma, porque Emily nos muestra cómo es la muerte en vida de alguien que grita al conocer la muerte de su amada: Dios, es insoportable, ¡no puedo vivir sin mi vida, no puedo vivir sin mi alma!

Heathcliff y Cati, tal como dice ella en cierta escena, sienten que son una misma persona, hasta ese punto llega la identificación de los amantes, o su locura. Las escenas de la despedida de Cati en su lecho de muerte y el monólogo posterior de Heathcliff son escenas cumbre de la literatura con mayúsculas. Y solo por ellas, hay que incluir la obra en el género romántico. Todo lo demás es más bien simple ficción general sin género definido, o con una mezcla de ellos. Creo que tan errado es tildarlo de novela romántica como dejarla totalmente fuera. Pero decía antes que la historia continúa más allá de la muerte de la protagonista, algo bastante inusual y original, y es que ella sigue impregnando cada página del libro, cuando creemos verla reflejada en su hija, o cuando el propio Heathcliff sueña con ella o llega a imaginarla en forma de fantasma. Asunto este, por cierto, que queda bastante ambiguo como para no aclarar la postura de Emily acerca de las apariciones espectrales. Aquellos agrestes paisajes en una noche de lluvia torrencial con el viento aullando, parecen escenario propicio para al menos no descartar su existencia. En el libro hay un par de ocasiones en las que parece haber un fantasma, la primera medio en sueños, y otra con un niño como testigo. El propio Heathcliff ruega para que Cati lo persiga en forma de espíritu, y se me viene a la mente ahora el vídeo de la canción de Kate Bush, Wuthering Heights, donde ella parece realmente una aparición del otro mundo.



Como único fallo de la trama, veo un poco forzado el encuentro de Heathcliff con su sobrina para convencerla de que visite a su primo enfermo, pero bueno, a veces las casualidades existen. En mi secuela hice una especie de escena espejo de esa, con un encuentro también casual que termina en la Cueva de las Hadas.

La segunda parte del libro nos muestra pues a un Heathcliff que camina hacia la locura total, en su obsesión malsana hacia la única mujer que amó, y que dentro de su lógica, sólo puede odiar hasta el maltrato a cualquier otra que ose hacerle sombra. Aparte de eso, asistimos al destino de los demás personajes con el paso de los años. Y es al prolongar la historia cuando surge la posible teoría de que Emily nos quisiera mostrar otra clase de amor más razonable, más calmado, quizá para redimirse ante los ojos de la sociedad conservadora, o tal vez para unirse a ella en la condena del amor salvaje. Ya digo, es imposible saberlo, ambas opciones pueden convivir, y esa es la genialidad del libro, que se cierra con un final que parece contentar a todos: la paz vuelve a Cumbres Borrascosas cuando los herederos legítimos se comprometen, y la pareja salvaje se dedica a recorrer los páramos por toda la eternidad.

Sin embargo... sin embargo a mí ese final no me acaba de convencer, esa pareja de primos creo que simplemente se une porque parece que no hay gente de su edad en varios kilómetros a la redonda, y por suerte para mi secuela, la obra no se cierra con el día de la boda, sino que hay un margen de tres meses que yo aproveché al máximo, como te voy a contar, esta vez sin spoilers.


Mi libro Retorno a Cumbres Borrascosas surge ante todo de mi admiración por la obra original. Sé que es arriesgado y osado meterle mano a un clásico de semejante envergadura, pero quizá no sea la única cuando digo que siento que me falta algo, o que necesito más de algo tan bueno. Hay otras secuelas, sobre todo en lengua inglesa, alguna tan inverosímil como una que utiliza personajes de otros libros famosos y que nos presenta a Heathcliff como un asesino que castra a su rival, y paranoias por el estilo. Yo tenía claro que quería hacer una digna continuación, que comienza en plan precuela cuando Heathcliff huye de Cumbres al saber que Cati se casará con otro. Como el libro original está contado por narradores indirectamente, yo necesitaba meterme en la cabeza de los propios personajes, y eso es lo que hice. Inventé un destino para Heathcliff que justificase su evolución durante esos años en blanco lejos de Cati, añadí algunos retoques a la historia principal, en el sentido de conocer de primera mano lo que piensan y sienten los protagonistas, y finalmente me dispuse a continuar la historia con los mismos personajes ya conocidos, más algunos que bien podrían existir sin que se supiera. Traté de mantener el tono pero sin caer en un lenguaje decimonónico, y me permití incluir un par de escenas eróticas que jamás podrían haber estado en la versión original.

Debo decir que disfruté como no os podéis imaginar recorriendo esos páramos salvajes con mis nuevos personajes y con los de siempre, como si me metiera en el libro al estilo de Bastian en La historia interminable, y espero que si eres fan como yo del libro original, disfrutes tú también con este Regreso a Cumbres Borrascosas.


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