El principito, Antoine de Saint-Exupéry. Reseña



Este es unos de esos libros tan famosos que a lo mejor no tiene sentido añadir otra reseña, pero famoso no equivale a conocido, y probablemente muchos conocen alguna versión adaptada o una película o, en definitiva, no han leído el original. Yo lo leí por primera vez siendo una niña, y no capté los mensajes que lleva entre líneas, como me ocurrió más adelante. Porque este no es un libro infantil, o puede serlo si lo lees de manera superficial. Como nota curiosa, el autor nunca ganó dinero con esta su obra más famosa, porque murió al poco tiempo de escribirlo, en un accidente de avión que no se esclareció hasta 50 años después. Aún hoy no está claro qué ocurrió pero al menos los restos de su avión ya fueron encontrados. Es decir, no es que el principito finalmente viniera a llevarse al aviador... Bromas aparte, el libro da para todo tipo de especulaciones. Hay quien ve una crítica al nazismo por aquí, una referencia a su esposa por allá, etc. La historia es “extraña” y obviamente es de género fantástico, pero todo lo que ocurre en las aventuras del principito tiene un trasfondo real, es una especie de excusa para tratar temas reales y serios.

El libro contiene frases épicas, como “lo esencial es invisible a los ojos”. Y es un tratado sobre la amistad, entre otras cosas. Creo que poca gente no conoce alguna escena, diálogo, personaje o elemento. Por ejemplo: la rosa es importante por el tiempo que se le dedica... Ahí es nada. Puede parecer una chorrada, pero al final lo más importante es aquello a lo que dedicamos tiempo, porque lo único finito que tenemos es el tiempo, y cuando alguien te dedica su tiempo, es que eres importante para esa persona, siempre que te lo dedique de manera libre y desinteresada, claro. Y hablando de rosas, también nos dice cosas como que es una locura odiar a todas las rosas porque una te pinchó, renunciar a tus sueños porque uno no se cumplió.

El libro deja claras sus intenciones cuando comienza con una especie de desafío de un niño a los adultos, a los que se critica por no recordar que antes fueron niños: ¿qué ves en ese dibujo? Por cierto, en la edición original todas las ilustraciones las hizo el autor. Lo que es un sombrero en apariencia es otra cosa, pero no hay que quedarse con lo que las apariencias nos indican. Hay que echarle imaginación, hay que extraer de las cosas lo que se esconde en el interior, las apariencias engañan y los prejuicios también. El propio libro parece una cosa y es mucho más. Me encantan estos libros inclasificables que escapan a las etiquetas. Si no lo has leído, no te lo puedes perder. Y si te lo leíste, seguro que puedes descubrir algo nuevo en cada relectura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu mensaje. Aparecerá tras aprobación.