Bartleby el escribiente, de Herman Melville. Reseña




Este libro es raro. Eso pensé la primera vez que lo leí. Sin embargo, ahora es uno de mis libros preferidos e imprescindibles. Melville es el autor de la archiconocida Moby Dick y son historias que no pueden ser más diferentes, o quizá son la cara y la cruz del mismo tema: la lucha por lograr un objetivo o tirar la toalla por completo. El protagonista, Bartleby, es un hombre apagado, sin pasión ni ilusiones, aparte de estar en la oficina y pasar lo más desapercibido posible. Cuando su jefe le pide algo que sobrepase su tarea rutinaria, él responde “preferiría no hacerlo”. El efecto que produce es una mezcla de extrañeza, lástima y risa. El empleado insiste en mantener esa actitud de resistencia pasiva hasta sus últimas consecuencias.



Sobre lo que significa la historia hay muchas teorías. La más evidente es la crítica hacia la forma de vida del adicto al trabajo, pero Bartleby no es un empleado ejemplar. Quizá se refugia en la oficina por temor a la vida ahí afuera, y parece claro que es una persona inmensamente introvertida, pero el detalle de la famosa frase, ese “preferiría no hacerlo” es el enigma que te descoloca y te hace pensar que hay dobles significados ocultos en el libro.

Yo tengo mi teoría personal, según la cual Bartleby personifica la apatía absoluta, la falta de ganas de vivir, la rutina que te mata literalmente. Si sigues sus pasos y empiezas a dejar de hacer cosas, por quedarte en tu supuesta zona de confort, acabas igual de mal que él. Puedes empezar por pensar que esa pequeña tarea que supone un esfuerzo extra no te apetece y no la haces, y llega otra y tampoco la haces, y te instalas en lo malo conocido antes que buscar lo bueno por conocer.

Recomiendo este libro por su originalidad, por lo bueno que es a pesar de lo breve y en apariencia sencillo, y especialmente a las personas que estén deprimidas o desanimadas, porque puede ser como un tratamiento de choque que te despierta y te hace reaccionar, porque todos podemos ser Bartleby en algún momento, y nunca es tarde para cambiar de trayectoria y vivir una vida de verdad, no una existencia gris en un trabajo aburrido en la más absoluta soledad.

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