Reseña. No, mamá, no; de Verity Bargate




Sinopsis:
«Lo que más me sorprendió cuando me enseñaron a mi segundo hijo y lo cogí en brazos fue la total ausencia de sentimientos. Ni amor. Ni cólera. Nada.»: Jodie esperaba tener una niña. Ya tiene un hijo, de dos años, y un marido, periodista, parco, convencional. La desilusión es fuerte, va más allá de una simple depresión posparto; el marido y las autoridades médicas le recomiendan una visita a la comsulta de Psiquiatría. Una inesperada llamada de una antigua amiga a la que hace años que no ve pone a Jodie, sin embargo, en el camino de disfrutar de sus dos hijos... por un medio bastante excepcional. No, mamá, no (1978), la primera novela de Verity Bargate, es un extraño y estimulante cruce de cuadro de costumbres domésticas del Soho bohemio de los 70, estudio de carácter y novela de terror.


No conocía a esta autora inglesa, fallecida a los 41 años, en 1981. Fue novelista y directora de teatro y fundó la compañía de teatro de vanguardia Soho Theatre Company, actualmente conocido como soho Theatre. Tras su muerte se estableció el premio Verity Bargate Award​ en su memoria para premiar nuevas obras de teatro.

No es habitual que se hable de la falta de instinto maternal. En este descarnado relato en primera persona tenemos el testimonio ficticio de una mujer, Jodie, que no quiere ser madre pero a pesar de ello tiene dos hijos, aunque su instinto es un poco raro, porque sí hubiera querido tener niñas en vez de niños, lo cual da cierto juego en la trama.

Es un libro un poco extraño porque la protaginista parece una mujer llena de contrasentidos. El principal es ese de que querría a sus hijos si fueran niñas. Y parece que su idea de tener niñas es ponerles vestiditos llenos de encajes, como si no fueran a darle mala noche sin parar de llorar Cuando sus hijos lloran ella dice que "berrean", así que nos podemos hacer una idea de la falta de amor maternal que rezuma el libro, y cuando se mencionan insistentemente unas tijeras, te esperas lo peor.

Pero sin hacer spoilers, tengo que decir que el libro contiene más terror psicológico que de otro tipo, y como decía, parece más bien una radiografía psicológica de la protagonista, que a pesar de ser una ex enfermera le tiene pánico al dentista y parece una mujer apocada que no es capaz de hacer una excursión a la playa si no tiene allí a una amiga que la espere.

Cuesta empatizar con la protagonista, no por sus peculiaridades, sino por esas contradicciones tan poco coherentes con una mujer moderna de la década de los setenta. Ni siquiera el hecho de que ella misma en primera persona nos cuente la historia ayuda a que nos metamos en su mundo interior. Me recordó a los monólogos interiores de Virgina Woolf en la Señora Dalloway pero en versión simplificada. La propia Verity nombra a la autora en una escena y uno de los niños se llama Orlando precisamente en homenaje al famoso libro de la Woolf.

A medida que avanza el libro vamos descubriendo la biografía de esta mujer, que no tuvo una buena relación con su madre y que se crió en un horrible internado. 

Cuando una tiene que ir a confesarse a los cinco o seis años de edad y pedir perdón a Dios por casi todo lo que ha hecho desde la vez anterior, y si Dios, o su doble, no se limita a decir «No te preocupes, olvídalo», sino que te castiga con tres avemarías y dos vueltas alrededor del patio o algo peor, más tarde en la vida no resulta fácil hacer, o ser simplemente, sin necesidad de pedir perdón a alguien por lo que una hace o es.

El libro habla mucho de la identidad, de ser uno mismo, y sin embargo, ella quiere que los hijos sean hijas. Hay un travesti en el vecindario al que ella defiende y que su marido detesta, y todo ello te acaba despistando un poco porque no acaba de encajar con nada medianamente cuerdo en el comportamiento de una persona. De hecho ella acude al psiquiatra, una sola vez, pero siente que no está loca, simplemente es desdichada.

Asistimos también al desmoronamiento de la pareja, quizá por culpa de los niños.
Él nunca se quedaba en casa a menos que realmente no quisiera salir. Nunca había perdido su libertad como la había perdido yo.

Ella parece que ya no trabaja, aunque no se aclara ese punto y no sé si estaba de baja maternal. Todo el libro parece resumir el matrimonio y la maternidad en "todas esas renuncias y total para qué". Jodie se encuentra sin amigos, sin vida propia, sin esperanza, y  quizá la crítica vaya más en la dirección del ama de casa encerrada en su mundo que al hecho de tener o no hijos.

Acariciaba celosamente mis momentos de soledad; parecía tener tan pocos...

También se nota la influencia de Virginia Woolf y su obra "Una habitación propia" en la idea, rompedora en su momento, de que una mujer debe tener su espacio privado.

A ratos la autora utiliza un poco de sarcasmo, que se agradece para hacer más entretenida la lectura de sus desdichas, pero podría haberlo explotado más. Aunque tratándose de un drama tampoco cabía mucho humor.

El libro es de 1978 pero quién sabe si frases como estas no han perdido su triste vigencia:

Seguramente millones de mujeres eran violadas en nombre del amor conyugal en todo el país las noches de sábado.

La historia da un giro hacia el final y no sabría decir si el asunto maternal sigue siendo el centro, si un tema lleva al otro o si el asunto central en realidad era otro. Si lo lees entenderás lo que digo. Y el final es bastante abierto pero en mi opinión parece que esperanzador: da igual lo atrapada que te sientas, siempre se puede salir de ahí.

En resumen, una curiosa historia psicológica femenina que está bien escrita y se lee del tirón y que te interesará sobre todo si dudas acerca de eso llamado instinto maternal o si lo ves como una obligación social.

4 comentarios:

  1. Ufff... menudo libro. Por el tema del que trata es un poco controvertido. Según bien tú dices puede ser interesante desde el punto de vista psicológico de la protagonista que quiere niñas...jajaja. Casi terror psicológico. Me gusta a pesar de todo este libro. Lo tendré en cuenta. Gracias por la reseña.
    ¡Besos! ;D

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es un libro que no deja indiferente, me alegra que te llame la atención :)

      Besos

      Eliminar
  2. Hola! Por lo que comentas parece que el libro trata temas perfectamente (por desgracia) extrapolables a la vida real. Nunca he leído a Virginia Woolf (la tengo muy pendiente), así como tampoco he leído a la autora de este libro. Uno de los aspectos que más me llaman la atención es que contiene una crítica social importante y un mensaje que hace reflexionar bastante. Además, que juegue un poco con la psicología lo hace bastante atractivo. Por todo ello, me anoto el libro y espero leerlo pronto.
    Muchas gracias por la reseña.
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los libros que hacen reflexionar son siempre interesantes, desde luego.
      Gracias por pasarte por mi blog :)

      Eliminar

Gracias por tu mensaje. Aparecerá tras aprobación.