Género: fantasía juvenil, vampiros
Editorial: autopublicado, 258 páginas.
Sinopsis:
Desde el éxito de Crepúsculo se desató la fiebre por las historias entre humana y vampiro, aunque quizá la cosa viene de más atrás, si nos remontamos a Drácula de Bram Stoker y su famosa versión cinematográfica dirigida por Coppola. El pobre vampiro atrapado en el tiempo que suspira de amor por la chica mortal tiene obviamente su público, y si estás en ese grupo, este libro no te va a defraudar. Contiene muchos elementos habituales del género, sin faltar las mordidas en el cuello. Pero también tiene puntos originales, sobre todo por algo relacionado con ella que no revelaré por no hacer spoiler, y algunos momentos de humor, pues una humana conviviendo con vampiros que huelen su sangre a cada momento tiene un punto entre el terror y la comedia que la autora retrata muy bien:
No encontraba nada porque nada era lo suficientemente bueno para esa maldita fiesta, ni discreto, ni elegante, ni con el cuello lo suficientemente alto.
El libro está correctamente escrito, con un estilo de frases cortas que hace muy ágil su lectura, aunque me ha chocado una falta ortográfica que se repite a menudo. A la hora de poner tilde a "que", "quien", "como", etc., cuando debe llevarla, no la lleva, y viceversa. Ejemplo:
Prefería que le contara que hacía allí... El segundo "que" llevaría tilde.
Y aquí, sin embargo, sobra:
Quién había hecho aquello no era un cualquiera.
Volviendo al argumento, el morbo de este tipo de historias es el peligro, llevar al límite la seguridad personal por amor, incluso perder la vida por ello. Es un mensaje peligroso para el público típico al que precisamente va dirigido:
Por peligroso que fuera estar cerca del vampiro, no se imaginaba estando lejos.
Como es el primer libro de una saga de tres, no sé cómo resolverá la autora ese dilema. Pero también hay mensajes positivos sobre crecimiento personal:
—El camino a casa —comenzó la vampira e hizo una pausa—. Es ese camino que te lleva a confiar, a lo familiar, a lo conocido. Y anhelamos estabilidad. La amamos. —Le sonrió—. Sin embargo, crecer, madurar; implica que debemos adentrarnos en lo desconocido, descubrir todo lo que estaba oculto y sacarnos de nuestra zona de confort. Así nos convertimos en seres fuertes.
Aquí creo que hay un lapsus con los nombres pues debería poner Estel en vez de Anthony:
—Isaura me confió a Anthony.
En resumen, es un tipo de historia que en el fondo puede resultar algo repetitiva pero que por eso mismo triunfa entre los fans del género, y este libro cumple correctamente con las expectativas.
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