Habrá
poca gente que no conozca esta historia. Otra cuestión es que hayan
leído la original. Hay versiones cinematográficas de sobra y creo
que yo vi una de ellas antes de conocer el libro. Llegó hasta mis
manos, por herencia familiar digamos, en versión inglesa y durante
varios años para mí era como un ritual releerlo en estas fechas.
Dejé de leerlo precisamente porque pasé una racha anti-navideña
que me acercó más a la postura del anciano protagonista jaja. A día
de hoy ni lo releo ni lo tengo en el olvido. Para mí es una obra
maestra indiscutible, a pesar de su aparente sencillez.
Por
si queda alguien que no conozca la historia, Dickens nos narra la
historia de un avaro que cada vez se amarga más y más, sobre todo
en estas fechas de celebraciones familiares. Una noche recibe la
visita del espíritu de su fallecido socio y tras él vendrán tres
más. Es así como conoceremos la vida completa de un hombre que no
siempre fue así.
Dickens
era experto en narrar dramas y desde un punto de vista actual resulta
un poco melodramático y de lágrima fácil. Me refiero por supuesto
al pequeño personaje inválido y en general a toda su humilde
familia. En contraposición, tenemos el mundo de los fantasmas,
aunque tanto la miseria como la creencia en los espíritus era algo
frecuente en la Inglaterra de su época.
Resulta
curioso cómo en ciertos libros se mezcla el género fantástico con
el realista con tanta naturalidad. Y no por ello está en la sección
de fantasía en cualquier librería. Con considerarlo un cuento,
incluso un libro para niños, asunto resuelto. Pero aunque es una
historia para todos los públicos, no creo que fuera destinada al
infantil en primera instancia. El mensaje es muy profundo y muy
agitador de conciencias. Lo de menos es que se desarrolle en Navidad,
aunque la atmósfera semi mágica de una fecha tan señalada admite
con mayor comodidad, por decirlo de alguna manera, que haya
ingredientes sobrenaturales.
Realmente,
todos somos Scrooge, o podemos llegar a serlo, y en cualquier caso,
hayamos perdido o no para siempre nuestra energía vital del pasado,
no está de más hacer el ejercicio mental de imaginar qué ocurriría
si nosotros recibiésemos la visita de esos tres espíritus. No voy a
recomendarte que lo leas todos los años o que compres el pavo más
grande de la tienda, ni siquiera te aconsejo que cambies tu opinión
acerca de la Navidad si no te gusta (motivos hay tanto para odiarla
como para amarla). Lo que sí te recomiendo es que no te pierdas esta
joya clásica porque merece muchísimo la pena.
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