Género: ciencia-ficción, distopía, novela juvenil
Nº páginas: 314
Sinopsis:
Esta novela juvenil, tanto por el tono como por la edad de sus protagonistas, mezcla ciencia ficción con algo de humor y mucha aventura. El comienzo atrapa sin duda, con ese deporte de moda en el futuro que consiste en subir en un ascensor de largo recorrido hasta llegar a la estratosfera. Después de eso, viene el giro, que por suerte no conocía ya que no leí la sinopsis, y que yo no hubiera incluido en el resumen, pues ya en el subtítulo se deja entrever lo de la profecía y tal.
Tras el intenso arranque la cosa se ralentiza un poco mientras el protagonista se adapta a su nueva realidad y después vuelve la emoción, a ratos, con los nuevos personajes y las amenazas de un entorno hostil.
Creo que es de esos libros que va dirigido a un público concreto y si no estás en ese grupo, se te puede hacer un tanto pesado y repetitivo. Casi 400 páginas de luchas contra los alienígenas son demasiado, aunque no solo hay eso, claro. Hay mucho giro en los personajes y la principal incógnita: el destino de la novia del protagonista.
Tenemos el esquema habitual de héroe-elegido que desconoce su condición y al que no le sienta demasiado bien salir de su zona de confort. Y aunque este patrón se repite con frecuencia, funciona bien porque solemos simpatizar con los héroes que no van de subiditos.
El libro está correctamente escrito, con algunos pequeños fallos como "fallarla" que es laísmo, pero en general no hay grandes errores.
El título, que yo hubiese dejado en La profecía de los latentes, con esa frase de "eres revolución", intriga un poco, hasta que la descubres en un diálogo en el tramo final. Y es interesante el mensaje que contiene dicho diálogo, acerca de la naturaleza humana.
El final me resultó un poco confuso o quizá queda abierto a una secuela.
En resumen, un libro correcto que tiene algunos altibajos en el ritmo narrativo y que gustará sobre todo a incondicionales de la ciencia ficción juvenil.
Spoiler:
Me pareció interesante la idea de varias Tierras.
El interesante diálogo que comento más arriba es este:
—Eres revolución, muchacho. El ser humano es caos para el universo. Vengativo, luchador, conquistador. Su gen de supervivencia no es más que aniquilación para el resto de especies, incluido vosotros mismos.
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