Los
libros largos se pueden clasificar en dos clases: los que piensas “a
ver cuando se acaba” y los que dices “qué pena que se va a
terminar”. Este pertenece al segundo grupo. Si quieres saber cómo
se escribe un libro que engancha de principio a fin, lee con mucha
atención este libro, mientras disfrutas de él o cuando lo releas.
Desde que arranca te atrapa en su mundo medieval, fielmente
retratado, con unos personajes que quizá pecan de un poco
arquetípicos, con malos muy malos y buenos que lo son todo lo que
permiten las circunstancias.
La
construcción de una catedral es un tema fascinante que te gustará
sobre todo si te dedicas al arte, la arquitectura, etc., pero el
hecho de plantear un reto complicado para la época es ya un tema
interesante de por sí, y es el eje que vertebra toda la novela. Ken
Follet se documentó a conciencia antes de escribirlo y se nota. No
era una época fácil, por muy idealizada que esté a veces, y hacer
algo más que subsistir era simplemente una locura, pero una locura
maravillosa que merecía la pena, como bien demuestran todas las
catedrales antiguas que permanecen en pie desafiando el paso de los
siglos.
El
libro forma parte de una trilogía que continúa con Un mundo sin fin
y Una columna de fuego, pero le cogí tanto cariño a los personajes
del primero que aún no he leído lo que ocurre con los descendientes
xD
Es
complicado hacer una reseña cuando lo único que te sale escribir es
“tienes que leerlo porque está genial”, así que poco más voy a
añadir. Como curiosidad, existe un videojuego basado en la obra,
aparte de una adaptación en forma de serie que no me terminó de
convencer. Más que un juego es una especie de novela gráfica en
forma de vídeo, y te lo recomiendo también.
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