Carta abierta a las editoriales

No espero que esto lo lea alguna editorial, por supuesto, al igual que no leen manuscritos de escritores desconocidos por regla general, pero el título creo que da una idea de lo que voy a contar.


Como autora autopublicada, o indie como se llama ahora, tengo cierta experiencia previa intentando publicar de la manera convencional. Que, por cierto, quizá deje de ser lo habitual en el futuro. No sé, es una posibilidad, claro. 

Yendo al grano:
Ya sé que las editoriales son empresas por encima de todo lo demás. Que ante la disyuntiva de publicar cualquier bodrio de un autor -o famoso sin más-, que garantice ventas, y publicar a un absoluto desconocido con una obra de calidad, van a apostar por el primero. Y lo entiendo, el negocio es el negocio. Lo increíble es que los lectores muerdan el anzuelo y compren y lean, pero sobre la educación literaria del ciudadano medio no me voy a extender.

Antes de proponer una vía a manera personal para que el negocio editorial no siga corrompiéndose ante el poderoso caballero don dinero, resumiré muy brevemente mi experiencia con las editoriales, tanto pequeñas como grandes. Hay excepciones y "últimos románticos" que buscan esa joya escondida y apuestan por ella, pero son igual de joyas escondidas y creo que caminan hacia la bancarrota por no entrar en el juego de la competencia.

No digo que todo lo que se publica sea un asco. Por supuesto que no. Pero como cualquier escritor independiente con un mínimo de éxito sabe (éxito = ventas mínimas y feedback de lectores), estamos hartos de ver publicados libros que palidecen comparados con los nuestros. Esto también lo saben las editoriales, y de hecho esperan a que te conviertas en super ventas para acercarse y proponerte que publiques con ellos, en las antípodas de la lógica de lo que una empresa promotora de cultura (se supone...) debería hacer. 

Vaya por delante que no pretendo vivir de esto porque además tengo otras ocupaciones y vocaciones, y además el mundillo de la promoción editorial no va conmigo. Una de las ventajas de la autopublicación es que tú decides hasta qué punto expones tu anonimato. Pero hubo un tiempo en que no había otra manera de publicar, así que lo intenté por el medio tradicional. Lo más habitual era que ni respondieran cuando enviabas el manuscrito, con el gasto en papel, sello, etc., cada vez. Otras veces respondían con una cordial nota de rechazo, sin haber leído la sinopsis la mayor parte de los casos, y en otras ocasiones decidiendo que no les interesaba tras leer los tres primeros capítulos. 

Por cierto, si estás empezando en esto, ten en cuenta que cuando algún lector o editorial rechaza tu obra, no quiere decir necesariamente que sea mala. Es de esas obviedades que se olvidan cuando intentas que te lean y solo encuentras puertas cerradas. Pero si lo lograron J.K. Rowling, teniendo que escribir en una cafetería por ahorrar calefacción, y las hermanas Brönte, viviendo en un páramo perdido y usando seudónimo masculino, entonces cualquiera puede hacerlo. 

Volviendo a mi experiencia personal con las editoriales, la primera obra que intenté publicar fue Memorias de Virtual, y cuando busqué editoriales de fantasía y ciencia ficción, vi que el círculo se reducía aun más dentro del panorama nacional. Así que tuve una idea loca y me puse a traducir el libro. Cuando tuve los tres primeros capítulos listos, sin poder permitirme pagar a un traductor profesional ni conocer a nadie que me echase una mano, los envié a varias editoriales estadounidenses, donde había muchas más editoriales y lógicamente un público mayor de lectores potenciales. Algunas editoriales incluso animaban específicamente a autores desconocidos, y hasta ofrecían una breve opinión si les enviabas unas cuantas páginas. Lamento no poder datos porque para aquella época ya enviaba los manuscritos por correo electrónico y perdí la información en algún cambio de ordenador. 

Ya por el hecho de recibir una crítica (en general positiva y a la vez constructiva) fue el paraíso para mí. Pero ocurrió algo más, algo que me pareció un triunfo inpensable. Una de las editoriales me comunicó, tras leer la sinopsis y un par de capítulos, que mi libro había superado una criba inicial y que pasaba a la siguiente fase. Aún lo recuerdo como un momento cumbre para mí. Cuando me calmé un poco, pensé que quizá eran pocos selectivos con los manuscritos, pero entonces busqué información y encontré el dato de que solo el 1% pasaba esa primera selección. Por desgracia, la cosa no pasó de ahí, en parte por la barrera del idioma, ya que mi nivel de inglés no daba para más, y porque tenían demasiados títulos pendientes de publicar. 

Por esa época empecé a trabajar en exclusiva en mi profesión principal y volvía a la escritura por temporadas. Hasta que pasado un tiempo surgió la vía de la autopublicación y ahí sigo. No es un mundo fácil, pero cada vez que alguien me lee siento una satisfacción doble, porque es doblemente duro que apuesten por ti sin el respaldo editorial. Y como es relativamente fácil auto publicar, de hecho es super fácil una vez que lo haces la primera vez, pues estamos a punto de que haya más autores que lectores, y es normal que la gente no pueda permitirse gastar tanto en libros, o incluso si te sobra el dinero los días duran las mismas 24 horas que cuando eres pobre. Una forma de saber si tu libro tiene aceptación es quitar la barrera del dinero (no siempre, porque es injusto regalar tu trabajo). Cuando pones gratis un libro (algo que en amazon kdp se puede hacer muy de vez en cuando) se nota que sube en el ranking. En concreto mi historia sobre Virtual se pone el primero de su categoría siempre.




Es duro partir de cero como escritor no publicado, está claro. Aunque alguno dirá, "no, si ya existen plataformas de oportunidades: los concursos".

...De los concursos no quiero ni oír hablar. En la actualidad me sigue haciendo ilusión participar en los que organizan los blogueros y cosas así, pero aparte de un concurso infantil en el que logré una mención especial, solo me presenté a un par: uno para universitarios en el que el jurado estaba en las antípodas del género de mi libro, y otro no hace mucho, que tenía buena pinta y resultó ser un fiasco. Lo bueno que tuvo fue que me marqué una fecha tope para pulir mi manuscrito, que era nuevamente la historia de mi heroína Virtual, mejorada y ampliada respecto a sus primeras versiones. Pero la editorial (Oz, para más señas) publicó unas bases mal redactadas y cambiadas a medio camino, para aceptar obras no inéditas publicadas en wattpad. "Casualmente" las ganadoras tenían cientos de miles de lecturas allí, con lo cual no digo que no ganasen las mejores participantes, pero aquello sonaba a que ni siquiera habían leído los demás manuscritos. A mí, y a otra gente, ni les respondían las consultas sobre las bases en el correo habilitado a tal efecto, y en resumen, que olía bastante a chamusquina.

Para finalizar, la propuesta que quería lanzar como un mensaje en una botella cibernética, es la siguiente. Es una pena pensar en los manuscritos brillantes que se habrán podrido en los cajones a lo largo de la historia, así que creo que las editoriales deberían tener un apartado de autores noveles, como una cantera de posibles talentos, y futuros ingresos claro, y que dejasen que el público los encumbrase o les diese de lado, con una mínima promoción de su parte. No conozco la viabilidad de mi propuesta, pero sospecho que algo más se podría hacer por ayudar a los talentos literarios ocultos, por el bien de autores, lectores y editoriales.